Cómo nacen mis novelas

Un vistazo íntimo a mi proceso creativo: desde la chispa de una idea y la investigación, hasta el momento en que los personajes cobran vida propia.

10/20/20253 min read

a person holding an open book in their hand
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El Viaje del Escritor: Un Vistazo a Cómo Nacen mis Novelas

Metadescripción (para Google): Desde la primera chispa de una idea hasta la última palabra escrita. El autor José Carlos Vara Mata comparte su proceso creativo personal para dar vida a personajes y mundos literarios.

(Imagen sugerida para el encabezado: una imagen evocadora del proceso creativo, como una libreta abierta con bocetos y notas, un mapa mental en una pizarra, o simplemente una taza de café humeante junto a un teclado.)

Cómo Nacen Mis Novelas: Un Viaje desde la Chispa hasta el Punto Final

Muchos lectores me preguntan: "¿De dónde sacas las ideas?". Es una pregunta maravillosa, pero la respuesta es mucho más compleja que un simple "se me ocurrió". Una novela no nace de un único momento de inspiración, sino de un proceso, un viaje a menudo desordenado, a veces frustrante, pero siempre fascinante.

Aunque cada libro es un mundo, mi proceso creativo suele seguir un mapa similar.

1. La Chispa: La Semilla de la Curiosidad

Todo comienza con una "chispa". Rara vez es una trama completa. Puede ser algo tan pequeño como:

  • Una imagen persistente: La visión de un barco solitario en un mar de niebla.

  • Una pregunta que me obsesiona: ¿Qué pasaría si una persona descubriera que toda su vida es una mentira?

  • Un dato histórico: Leer sobre una costumbre olvidada o un personaje secundario de la historia que nadie recuerda.

Esta chispa no es una idea, sino una semilla de curiosidad. Es una puerta entreabierta que me invita a mirar qué hay detrás.

2. La Excavación: El Período de Investigación y Descubrimiento

Una vez que la curiosidad se ha apoderado de mí, comienza la fase de "excavación". Es un período caótico de lectura, de ver documentales, de tomar notas desordenadas. No estoy buscando una trama todavía, sino empapándome del mundo en el que podría vivir mi historia.

Es en esta fase donde suelen aparecer los personajes. No los creo yo, más bien siento que los descubro entre los pliegues de la investigación. Empiezo a escuchar sus voces, a entender sus miedos y sus deseos.

3. El Mapa: Estructura y Planificación (con Flexibilidad)

Con un mundo que empieza a tomar forma y unos personajes que ya me hablan, llega el momento de trazar un mapa. No soy un escritor que planifica cada detalle al milímetro (lo que se conoce como "arquitecto"), pero tampoco me lanzo a escribir sin rumbo (un "jardinero").

Creo un esquema general de la trama: el punto de partida, los giros principales y, sobre todo, el final. Saber hacia dónde voy me da la seguridad para explorar los caminos secundarios sin perderme. Este mapa es mi brújula, pero siempre estoy dispuesto a desviarme si un personaje me lleva por una ruta más interesante.

4. La Escritura: El Viaje Palabra a Palabra

Esta es la fase más disciplinada y, a la vez, la más mágica. Consiste en sentarse cada día y avanzar, palabra a palabra, escena a escena. Hay días en que las palabras fluyen sin esfuerzo y otros en los que cada frase es una batalla. La clave aquí es la constancia.

Durante la escritura, los personajes a menudo toman el control, toman decisiones que no había previsto y llevan la historia a lugares inesperados. Es el momento en que la novela cobra vida propia.

5. La Poda y el Pulido: La Reescritura

Como dijo Hemingway, "el primer borrador de cualquier cosa es basura". Una vez que llego al punto final, el verdadero trabajo apenas ha comenzado. La reescritura es el proceso de podar lo que sobra, pulir las frases, profundizar en las emociones de los personajes y asegurarse de que el ritmo de la narración funcione. Es un trabajo minucioso, casi artesanal, pero es lo que convierte un borrador en una novela.

Este es, a grandes rasgos, mi camino. Un viaje que empieza con una simple pregunta y termina con un mundo entero contenido entre las páginas de un libro. Un proceso que demuestra que la escritura es una mezcla de curiosidad, investigación, disciplina y, por supuesto, un toque de magia.